
La menor estaba en una zona de acceso restringido para actividades de cetrería cuando ocurrió el suceso.
Los expertos en cetrería afirman que el ave rapaz no estaba cazando, de lo contrario las lesiones sufridas por la niña habrían sido mucho más severas e incluso habría podido provocarle la muerte. El dueño del animal relató que, en quince años de entrenamiento, el águila nunca había atacado a un ser humano.